
El Día Internacional de la Educación se centra este año en reflexiones sobre el uso de la IA en la educación. Aunque no discutimos los beneficios de la IA, es importante encontrar un equilibrio. El toque humano sigue siendo esencial en el aula de inglés: la motivación, el pensamiento crítico y las habilidades sociales son destrezas que desarrollamos con el contacto y conexión humana.
Hay ocasiones en las que la tentación de recurrir a la IA nos pone entre la espada y la pared. ¡Qué fácil es producir una redacción por gentileza del ChatGPT! Y, las frases del Use of English que te rompías la cabeza intentando escribir correctamente, encajan con sorprendente facilidad a mano de InstructGPT. La cuestión es, entonces, ¿recurro o no a la IA cuando me estoy preparando para un examen de Cambridge? ¡Pues, claro!, así saco notas brillantes, los profes me alaban y salgo airoso de clase... Hasta que llega el día del examen y, ¡Cielo santo!, no sé nada y, ¡saco un suspenso rotundo!


Para los más tenaces y centrados, la IA puede ser de utilidad en la preparación para los exámenes de Cambridge al ser una fuente exhaustiva de simulacro de tests, ejemplos a gogo de redacciones de diferentes registros, Listenings para poner a prueba las destrezas de comprensión oral y un sinfín de Use of English hasta convertirte en un letrado en gramática inglesa.
Pero, la falta de interacción humana y apoyo emocional cuando los alumnos utilizan estas herramientas desarrolladas por la IA hace que el entusiasmo inicial disminuya con el tiempo. En cambio, la conexión emocional con el profesor cobra vida y eso supone ¡más garantía de éxito! Recurrir a las respuestas instantáneas y al esfuerzo nulo es muy tentador para cualquier alumno, pero, de momento, no puede substituir los ánimos, la implicación y la motivación que inspira el profesor y que, al final del día, es lo que más nos afecta y que nos encamina hacia el éxito en la educación.
