Las reflexiones de fin de año después de un trimestre o un año o años asistiendo a clases de inglés, apuntan a que sí, es cierto que tenemos la mente más alerta y enfocada, sí, parece que ha mejorado la capacidad de atención y ¡juraría que tengo más memoria y mejores aptitudes en comprensión oral que antes!
Al hojear las páginas del libro de texto, sumergiéndonos en un mar de palabras, imágenes, ideas y nuevos conceptos, vemos que también hemos desarrollado más conciencia cultural, ya que el libro de texto que utilizamos en clase nos ha llevado a lugares insólitos, a las pistas de las luchadoras de sumo de Bolivia, a las montañas Palisade en Colorado o al baile de las danzantes enmascaradas de Perú, entre muchos otros rincones fascinantes del mundo.
Estudiar un idioma extranjero también no da una mejor comprensión sobre nuestra propia lengua materna ya que, de repente, nos adentramos de lleno en la conjugación de los verbos, formas de expresar el futuro, pasado y presente, conectores, adjetivos y ¡muchas más delicias lingüísticas! Y, para los que tienen el propósito de examinarse, estudiar inglés ha despertado la vena de la competitividad, del sí puedo y de nuestro deseo de superarnos.
Sobre todo, el fin de año es una celebración de comunicación y conexión con otras culturas y con la nuestra, con otras formas de expresarnos, con nuestra capacidad de aprender, con nuestro intelecto y también con nuestros compañeros de clase, ¡que nos acompañan en este fantástico viaje lingüístico!
Entonces, ¿qué puede hacer por ti un trimestre de inglés? Te puede aportar competencia, dedicación, crecimiento personal, tenacidad, diversión, empleabilidad, satisfacción por los tres meses de inversión en uno mismo y ¡el dominio del inglés!
Inglés para adultos ¡con el espíritu joven! https://www.thames.es/ingles-para-adultos-con-un-espiritu-joven/
