
Ante todo, si te inscribes en un curso de preparación para un examen de Cambridge, tu nivel de inglés mejorará considerablemente.
El enfoque constante en la gramática puede sacarte de quicio, pero una vez que logras dominarla, experimentarás una sensación de satisfacción y logro. La necesidad de orientar tus conversaciones hacia el tema en cuestión te brinda disciplina, ya que no vale simplemente hablar libremente sobre cualquier tema. No, hay que ceñirse a la pregunta, saber explicar, comparar y concluir la conversación con una preferencia u opinión.


¡Y no nos olvidemos del vocabulario! Piensa que cuando hablamos inglés, tendemos a utilizar las mismas 500 palabras que conocemos. No sentimos la obligación de ampliar nuestro vocabulario, porque creemos que el repertorio que tenemos nos basta para expresarnos. Sin embargo, prepararse para un examen te obliga a incluir más palabras en tu discurso en inglés y, por lo tanto, ¡adquirir un nivel de expresión oral mucho más avanzado y especializado!
¡No hay nada como un Reading nivel B2 o C1 para ejercitar la mente! Aquí entra en juego no solo tu comprensión de los matices del idioma, los dichosos phrasal verbs y los idioms, sino también tu habilidad para seguir un texto en inglés, evitar el vocabulario que desconoces, inferir el posible significado de lo que te suena familiar y responder con éxito las preguntas de comprensión de texto.

