Todos queremos lo mejor para nuestros alumnos. Queremos que rindan bien académicamente, que aprueben sus exámenes, que sepan comunicarse de forma eficaz y que prosperen a nivel social. Pero, a veces, nuestro enfoque en el logro académico y en la obtención de certificados académicos prevalece sobre nuestra preocupación por el bienestar de nuestro alumno.
Es comprensible que medir el bienestar sea difícil. ¿Cómo se cuantifica y cómo se evalúa? La cuestión es que cada vez más, nos estamos dando cuenta de que el bienestar está íntimamente ligado a su nivel de éxito académico. Cuánto más seguros se sienten nuestros alumnos, y cuánto más autónomos, flexibles y estimulados están en el aula, mejor aprenden.
La buena noticia es que, como profesores de inglés y con la metodología que seguimos en nuestra academia, tenemos amplias oportunidades de introducir actividades y temas en el aula que no solo promueven la comunicación en inglés, sino que ayudan a desarrollar las habilidades sociales y emocionales de nuestros alumnos.
Una manera de promocionar el bienestar de los niños es hacer actividades guiadas en el aire libre, en nuestro caso, en el patio. Esto puede ser desde juegos en inglés a hacer una actividad de expresión escrita utilizando la sensación de bienestar que ofrece el aire libre. En el aula, nuestra metodología enseña el inglés a través de actividades lúdicas y didácticas: cantar, repetir, recortar, enganchar, dibujar, escribir, comunicar, practicar…. Cada paso hacia la adquisición del inglés está acompañado por tareas que el alumno sabe hacer correctamente, ejercicios que estiran un poquito pero que están al alcance de todos y actividades que promueven la comunicación en inglés.
